27 abr 2011

Madrugada.

   
   Ésta madrugada es oscura y espesa. Tiene un olor exquisito y penetrante: a flores de primavera. La bebo en pequeños sorbos para que no se me olvide su sabor al amanecer. Me bebo sus estrellas, su rocío, su vida y el placer que causa en mi.

   Ésta madrugada me embriago con tu recuerdo y tu ausencia que me acompaña a perder la consciencia de manera total; ausencia que me ve de lejos y, descaradamente, se ríe mirándome directo al corazón. Hace mucho que no me pasaba esto, hace años que no te extrañaba tanto.

   Así pues, no es bueno que se junten el vino, la madrugada fría, la nostalgia y la melancolía... Mucho menos que tenga frente a mi y al alcance de mis manos, recursos como una pluma y un papel para desahogar todo esto.