2 ago 2011

Cruce de miradas.


   Se están besando desde que cruzaron sus miradas. Se tantearon un poco y ya se besan despacio, lentito, con las pupilas que se dilatan de puro gusto, enormes, como hoyos negros para tragarse el uno al otro. Se acarician con las pestañas, con ese deseo de detener el tiempo; con ese deseo de tenerse y no separarse jamás. Ruegan el acercamiento con el brillo que se percibe en el color de sus ojos oscuros. Y se complacen. Juntan los labios y enredan las lenguas incendiadas de ganas. Se queman. Se hacen ceniza. Renacen. Se aman. Al menos por cinco minutos, antes de bajarse en la próxima estación del tren.

2 comentarios:

  1. Me pareció igual interesante tu blog, escribes cosas entretenidas. Sigue así.

    http://chunchorockero.blogspot.com

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  2. Gracias por pasar por acá. Saludos!

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